El Tabaquillo (nombre científico Polylepis australis) es una joya natural autóctona de Argentina, un árbol único que crece en altura —entre aproximadamente 1.200 y 3.500 metros sobre el nivel del mar—, especialmente en las sierras centrales de Córdoba y en los ecosistemas montañosos donde la montaña, el cielo y las nubes conviven.

Este árbol, que se presenta como arbusto o árbol de mediana altura (entre 3 y 8 m), destaca por su corteza particular: láminas finas de color castaño-anaranjado que se exfolian, dándole un aspecto antiguo, rugoso, casi escultórico.

Su rol vital: por qué el Tabaquillo importa

Guardián del agua y del suelo: los bosques de Tabaquillo actúan como grandes reservorios de agua. Sus raíces profundas permiten infiltrar agua de lluvia en la montaña, y su follaje puede capturar humedad y niebla, aportando al suelo y a las cuencas. Esto ayuda a regular caudales de arroyos y ríos, aun cuando la lluvia sea escasa.

Protección contra la erosión: al retener suelo y evitar que la montaña se degrade, estos bosques previenen desmoronamientos, pérdida de tierra fértil y degradación del paisaje montañoso.

Refugio de biodiversidad: en los “bosques entre las nubes” de las sierras, el Tabaquillo conforma ecosistemas únicos donde coexisten plantas y animales adaptados a la altitud, muchos de los cuales dependen de este hábitat particular.

¿Dónde vive el Tabaquillo?

El Tabaquillo crece principalmente en las elevaciones de las sierras cordobesas —ecosistemas montañosos conocidos como las Sierras Grandes—, en lugares como el macizo Los Gigantes, la región de Pampa de Achala, y en zonas protegidas como el Parque Nacional Quebrada del Condorito.

En muchos de esos ambientes, el Tabaquillo es de las pocas especies leñosas que resisten las alturas, el viento, las rocas y los suelos pobres. Está adaptado a condiciones extremas, lo que lo convierte en un símbolo de vida en la montaña.

Recuperar montañas, devolver agua: la reforestación del Tabaquillo

En los últimos años, distintos proyectos de conservación y reforestación apuntan a devolver vida a los cerros —plantando ejemplares de Tabaquillo, regenerando cuencas, recuperando bosques montanos. Por ejemplo: en la Pampa de Achala se sumaron miles de nuevos árboles.

En el Parque Nacional Quebrada del Condorito se plantaron decenas de miles de ejemplares desde 2019, con objetivos claros: restaurar bosques silvestres, proteger la biodiversidad, cuidar el agua y evitar la erosión.

Es un trabajo de recuperación, pero también de memoria: volver a vestir las montañas con lo que alguna vez las cubrió, para que no sean solo roca desnuda, sino territorios vivos, fértiles, húmedos, protectores.

¿Por qué decidimos hacer una remera homenajeando al Tabaquillo?

En nuestra marca sentimos que hay una conexión profunda entre la naturaleza —las montañas, los cerros, los bosques— y nuestra identidad. Al diseñar una remera inspirada en el Tabaquillo, buscamos rendir homenaje a un símbolo serrano, el Tabaquillo representa las montañas, la altura, el viento, la resiliencia. Queremos que quienes usen la remera lleven consigo ese símbolo de montaña, de raíces profundas, de equilibrio con la naturaleza.

Visibilizar su importancia: muchas personas desconocen el rol vital del Tabaquillo. A través de la remera —y la historia que la acompaña— buscamos difundir su valor ecológico, su historia, su fragilidad.

Conciencia y compromiso ambiental: como productores que nos inspiramos en la naturaleza, creemos en la necesidad de cuidarla. Esta remera es una forma simbólica de apoyar la visibilidad de bosques nativos, de recordar que cada prenda puede contar una historia —y una misión.

Conectar con la identidad de montaña: para quienes aman las sierras, los cerros, la vida serrana: llevar esta remera es como llevar un pedazo de montaña. Es un tributo, un vínculo, un recordatorio del valor de lo autóctono.